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Los cargadores y los transportistas representan las dos caras de una misma moneda, el sector del transporte de mercancías por carretera. Los puntos de vista sobre los puntos clave de la actividad son totalmente divergentes, sobre todo cuando se habla de la carga y descarga. Sin embargo, la incertidumbre y crisis actual parece haber aportado cierto sosiego en la relación entre cargadores y transportistas. La crisis obliga a entenderse, ya que la supervivencia de la actividad está en juego.

En el último Foro Nacional de Transporte, evento organizado por Aecoc en Madrid esta misma semana, se han dado algunas muestras de este ‘acercamiento’, así como de mayor sintonía. En este aspecto, parece que se ha dado la tormenta perfecta al encadenarse el buen trabajo de las empresas de transporte durante la pandemia, la postura del Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) de evitar el paro y la coyuntura de alta demanda parece que han dado lugar a esta ‘tregua’ entre transportistas y cargadores.

Si algo ha quedado claro durante esta 21.ª edición del Foro Nacional de Transporte, celebrada en las instalaciones del Estadio Metropolitano del Atlético de Madrid, es que la relación entre transportistas y cargadores ha dejado atrás, al menos en este contexto actual, ciertas discusiones. Batallas como la existente en relación a la modificación de la normativa de pesos y dimensiones. Incluso el enfrentamiento por la prohibición de carga y descarga para los conductores profesionales, cuando las posturas son contrarias, se ha suavizado.

Y eso no quita que los cargadores pidan una regulación específica y menos tajante para ciertas operativas como el reparto a tiendas, entre otras. También hay divergencias en la postura ante la Ley de la Cadena de Transporte, con los cargadores intentando introducir enmiendas al texto mientras los transportistas buscan su tramitación rápida. Con todo, si hay algo a destacar es que la posición de transportistas y cargadores parece haberse igualado y ambos colectivos pueden negociar de tú a tú. Un punto de equilibrio válido en la situación actual, pero que no está claro cuánto puede durar.